proverbio latino
La verdad histórica es como un afluente caudaloso que, pese a que en algún momento puede ser drenado, encaminado o acanalado, tarde o temprano reclamará su cause natural y volverá a sus orígenes llevándose todo a su paso.
Es un asunto problemático el abordar la historia como posibilidad netamente fáctica; sin atender a su subjetividad, que es parcial, sesgada y tendenciosa; sin acudir a la memoria, que es selectiva, arbitraria e imperfecta; sin tener presente la limitación de los sentidos y la complejidad de la psiquis humana; y sobre todo, sin advertir el influjo de asuntos como el poder, autoridad y dominio.
Todo lo anterior hace que sea difícil dotar a la historia de un sentido pleno de autenticidad, veracidad y certeza. En particular, convierte a la indagación, estudio e investigación del devenir de la humanidad, la fuerza de los acontecimientos y la interacción de los actores en simples relatos, mitos o ficción.
No obstante, existe una historia profunda, alejada del fanatismo, del artificio y de las ideologías. Una que es crítica y persigue el valor de la sensatez, mesura y ecuanimidad de los actos y juicios. Una que yace en la memoria colectiva, que habita la periferia del discurso y escritura hegemónica. Una que supera la propaganda y que no sirve a intereses de dominio y poder.
Me refiero a un relato de naturaleza arquetípica que duerme, es silenciado y vuelto invisible, pero que sin embargo nunca muere, pese a que es ocultado por la narrativa oficial. El mismo que subyace inherente como testigo de la autenticidad, como convicción de la verdad, que de vez en cuando despierta, inspira y es revelador.
Sin duda, aquí la cuestión es la artificialidad del discurso, la posibilidad de reconocer lo bueno de lo malo, la falacias que se demuestran por la acción del tiempo. Los hechos que absuelven o condenan; que son develados por el sentido común, la realidad y la experiencia vivida.
Por ejemplo, una de las falacias ampliamente demostradas, después de vivir, experimentar y analizar el asunto, es la falsa promesa de progreso que un día hicieron los prohombres de la patria y, que sin embargo, como no se puede ocultar el sol con las manos, fue la causante de todos los males de los pueblos hispanoamericanos.
Se instaló un discurso de dominio que prometió valores idealizados: “libertad”, “democracia”, “igualdad”, “derechos”, “orden”, "civilidad" y “progreso”. La realidad fue otra pues en la práctica solo trajeron periodos de inestabilidad política, caos, guerras, violencia, hambre y ruina a unos territorios ricos y productivos, privilegiados en recursos medioambientales, agroforestales, del subsuelo, hídricos, fáunicos y pecuarios; siendo en particular su más valioso recurso el humano, pues el hombre hispanoamericano es en esencia creativo, afectivo, expresivo, alegre, trabajador, resiliente, digno y esperanzador.
En este sentido, es necesario primero conocer la verdad histórica y separarla del meta-relato ideológico y dominante de las doctrinas sofistas, las mismas que se derrumban fácilmente por el peso de los hechos y los resultados. Después de este ejercicio se pueden ubicar las causas y orígenes de todos los males, para así poder tomar decisiones, hacer una retroalimentación, conocer lo negativo y encausarlo en un factor de cambio.
Al norte de Suramérica los territorios “libertados” por Bolívar son espacios carentes de una visión crítica y a su vez constructiva de su propia historia. Eso explica que sean pocos quienes a partir del análisis de los relatos hegemónicos, las contradicciones del discurso y la futilidad de los mitos fundacionales creados a partir del proceso de Independencia (creación del Estado-nación) centraron, precisamente, los orígenes de todos los problemas que aquejan a esta región en esta época convulsionada de la historia.
Son voces disonantes entre historiadores, profesionales de las Relaciones Internacionales, filósofos y ensayistas que advirtieron del pasado y brindaron la posibilidad de reconciliación con la historia distorsionada del país. Por ejemplo, ellos se atrevieron a aportar otra versión de Bolívar y del periodo de dominio español durante el tránsito entre el Antiguo Régimen y la Modernidad.