Boussingault, químico y viajero francés que residió en Antioquia entre 1823 y 1826, mencionó en sus Memorias, publicadas tiempo después, que le habían puesto en la escuela de una vieja que enseñaba a leer a “párvulos”.
Causa curiosidad el uso de la palabra párvulo, de raíz latina (parvulus, diminutivo de parvus, pequeño), significaba “niño pequeño”. Es posible que el francés pudiera observar que, en el habla antioqueña, esa raíz se reinterpretaba fonética y semánticamente, lo cual puede explicar la aparición del término “parva” en el español regional. Como indicó en sus propias palabras:
"Me habían puesto en la escuela de una vieja que enseñaba a leer a párvulos, quien siempre me amenazaba con pegarme. En esos días, a consecuencia de lo insalubre del sitio, enfermé gravemente de fiebres".
Esa referencia de Jean Baptiste Boussingault resulta muy reveladora para comprender cómo ciertos términos del habla antioqueña, que hoy consideramos autóctonos, pudieron tener origen en procesos de contacto lingüístico y cultural con extranjeros, especialmente durante el siglo XIX. El caso del vocablo “parva”, ampliamente difundido en Antioquia con el significado de comida pequeña o ligera, ofrece un ejemplo de esa hibridación.
En efecto, parva parece derivar de parvulum o parvulus, pero en Antioquia habría adquirido un uso cotidiano diferente: algo “pequeño” o “ligero”, aplicado especialmente a la comida. Así, los antioqueños empezaron a llamar parva a los alimentos menudos o de consumo rápido —bizcochos, panes, galletas, arepas pequeñas—, probablemente bajo la influencia del habla culta o del contacto con europeos como Boussingault, que observaban, escribían y transmitían sus impresiones sobre las costumbres locales.
Por tanto, es razonable sostener que el término “parva”, en su sentido de “pequeño” o “merienda”, fue fortalecido o reinterpretado en Antioquia a partir del contacto con viajeros y extranjeros instruidos, quienes, como Boussingault, introdujeron o reforzaron el vínculo etimológico entre parva y párvulo. La evolución semántica habría ocurrido en un contexto de mestizaje lingüístico, donde los campesinos y las clases urbanas adoptaron y adaptaron voces cultas, transformándolas en expresiones de uso popular.
En síntesis, el testimonio de Boussingault no solo da cuenta del origen latino del término, sino también de cómo la mirada extranjera influyó en la consolidación de un vocabulario regional que mezcló erudición, oralidad y experiencia cotidiana, convirtiendo parva en una palabra emblemática del habla antioqueña.
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